“Venimos a redescubrir la esperanza”

25 Jul, 2025

Lautaro y Santiago son dos hermanos. El primero tiene 17 años y el segundo 18. Ambos vienen con la parroquia de María Madre del Amor Hermoso de Villaverde Bajo, y sus caras reflejan la emoción de aquel que visita por primera vez una ciudad icónica. Acabamos de llegar a Barcelona. Nada más dejar el equipaje en el polideportivo que hará las veces de casa, se preparan para ir andando a la Sagrada Familia. Lautaro, que compagina sus estudios con un trabaja de camarero en un bar, destaca el buen rollo del grupo que peregrina desde Madrid, un hecho que llama la atención a los muchos peatones que se paran para mirar el grupo tan nutrido. 

Santiago, por su parte, confiesa que busca un “encuentro con jóvenes y con Dios”, a disfrutar de lo que venga, con una actitud muy abierta a conocer gente, destinos y ganar juntos la experiencia de vivir el Jubileo con su hermano pequeño, una anécdota que contará para siempre. 

Los dos son parte de los más de 1600 peregrinos que han llegado en autobuses a Barcelona, primer destino del viaje a Roma para vivir juntos el Jubileo de jóvenes. A lo largo de los días, se irán sumando más peregrinos madrileños a la expedición, hasta llegar a los 3000. Lo más increíble de estos días es el precioso y variado amalgama de la vida de la Iglesia de Madrid. 

Otros rostros representativos vienen de otra parroquia de Villaverde, San Andrés. Asun y Gonzalo son un matrimonio que vienen como responsables de grupos. Este septiembre cumplirán los 24 años de casados, y se lanzan a la aventura después de haber vivido juntos la JMJ de Lisboa. “Venimos con nuestras dos hijas, es un viaje familiar que supone un crecimiento y fortalecimiento espiritual para nosotros”, afirma Gonzalo, “y también nos sentimos muy padres de cada uno de los chicos que vienen con nosotros”. Asun está convencida de que es el Señor el que les envía a este servicio, y espera no solo que los chicos se puedan encontrar más con Él en estos días, sino que también le “cambie la vida” a ella. 

Gonzalo tiene claro el por qué de estos días: redescubrir la esperanza para llevarla a donde más se necesite. Además, para ellos, como matrimonio, vivir estos días es un testimonio de vida y de vivir la belleza del matrimonio, que no solo les llama a abrazar a sus hijas biológicas sino a todos y cada uno de los que acompañarán estos días. “Somos sus papás”, confiesan mientras se les escapa una sonrisa. 

La grandeza de este tipo de peregrinaciones es que se dan preciosas sinergias entre parroquias, estilos de vida y con un mismo foco: buscar juntos a Aquel que es la esperanza que no defrauda.