El pasado 7 de marzo tuvo lugar el Velad y Orad, el encuentro de los jóvenes con nuestro cardenal, D. José. Esta ocasión fue una manera perfecta de iniciar juntos este tiempo de Cuaresma, y ponernos a los pies del Señor pidiendo por los frutos de este tiempo sagrado que vamos a vivir. La oración fue preparada y llevada por los jóvenes de la vicaría VIII, en colaboración con la vicaría III.
D. José nos regaló el ejemplo de un águila que nace entre gallinas. A fuerza de ver lo que le rodea, el águila piensa que es una gallina. Por eso nos decía: «A veces nos acostumbramos a ir tirando. Vemos normal lo que todo el mundo hace. (…)Tú eres un águila: tú puedes volar. (…) La Cuaresma te dice que tu puedes volar, que no eres una gallina». De ahí que recordara a los asistentes el gesto vivido el miércoles de ceniza, pues es una memoria de que, aunque el barro lo llevemos muy dentro, nos define el ser hijos de Dios por el bautismo. Por eso Jesús nos dice que aunque seamos águilas, somos tentados de volver al barro. Jesus nos dice: «Yo he vencido, tu tambien puedes vencer. Este salto lo voy a hacer contigo». D. José nos recordaba que todos tenemos un bautizo en el corazón y el tiempo de cuaresma está llamado a hacerlo sacar. «A veces es mas seguro ser gallina, porque (…) el mal no es como lo que sale en las películas, es práctico y tiene pinta de bien. Parece que es bueno, y habla de las cosas que nos importan». En definitiva, nuestro cardenal nos ponía sobre aviso en cuanto a vivir como si Dios no existiera, a ir por caminos solitarios donde no esta Dios.
Pasando por las tentaciones que tuvo Jesús en el desierto, animó a los jóvenes a no vivir para ellos mismos, sino para los demás, a atreverse a mirarse sin filtros, en el desierto, sin miedo a la tentación. Además, al finalizar la oración hubo un tiempo de micro abierto donde los jóvenes pudieron preguntarle al cardenal lo que quisieron. En este punto, D. José nos animó a vivir este tiempo con todo: «Esta es la Cuaresma de vuestra vida. Si la dejais pasar será una pérdida». Tambié tuvo tiempo para animar a todos los jóvenes a seguir cambiando la Iglesia: «Mi mayor sueño sobre los jóvenes de Madrid es el mismo de Jesús: que podamos cambiar algo, con que cambiemos los corazones de unos cuantos, cambiará la Iglesia. Se confirman entre nueve y diez mil jóvenes al año en Madrid. Si les acompañamos, sería increíble. Por eso os pido ayuda, que no abandonemos a la gente que está haciendo procesos».
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