El Congreso de Vocaciones acogió el Taller de Experiencia y Testimonio (TET) “La vida es vocación”, donde las diócesis de Salamanca y Madrid compartieron sus caminos en la pastoral vocacional. La experiencia de ambas obispado mostró que la vocación no es solo una decisión puntual, sino un camino que se construye en comunidad y en escucha constante a Dios.
Salamanca: caminar juntos en la pastoral vocacional
La Diócesis de Salamanca ha apostado por una pastoral vocacional en comunión, trabajando con delegaciones como Laicos, Familia y Vida, Jóvenes, Seminario y Enseñanza. Desde esta perspectiva, han creado un espacio de trabajo conjunto para romper la fragmentación y generar caminos diocesanos nuevos y compartidos.
Uno de sus pilares es fomentar la vocación desde el ámbito familiar, ayudando a los jóvenes a preguntarse “¿Para quién soy?” y trabajando con los niños para que sueñen su vida desde la mirada de Dios. La oración vocacional es claveen este proceso, promoviendo un acompañamiento que ayude a cada persona a descubrir su vocación en libertad.
Dada la presencia de vida religiosa en Salamanca, marcada por su tradición universitaria, la diócesis quiere ser un espacio de encuentro y comunión para las congregaciones, evitando que cada una luche su batalla en solitario.
Jóvenes Madrid: vocación como hoja de ruta
Desde la Delegación de Jóvenes de Madrid, Laura Moreno, delegada de jóvenes, recordó que el Sínodo de los Jóvenes (2018) marcó un punto de inflexión en la pastoral vocacional. Madrid ha apostado por un modelo transversal, donde la pastoral juvenil, universitaria y vocacional se unen en un mismo itinerario de escucha, acompañamiento y discernimiento.
A continuación, Don Antonio Secilla, director del Secretariado de Pastoral Vocacional y rector del Seminario Conciliar de Madrid, subrayó que la vocación no es solo una cuestión de estados de vida, sino un llamado a la entrega total a Dios. La pastoral vocacional debe ayudar a descubrir lo que Dios busca en cada persona y a aprender a escuchar su voz, aprender una nuevo idioma, incluso con torpeza al inicio, como ocurre con cualquier idioma nuevo.
El acompañamiento: un espejo y una ventana
La hermana Susana López, religiosa y acompañante vocacional, presentó los símbolos del taller: la Palabra y un espejo. Las sagradas escrituras, explicó, es el verdadero espejo donde cada joven puede verse y descubrir la belleza de lo que Dios ha hecho en él. Pero también es una ventana, una apertura a lo que Dios nos muestra, sin imposiciones, siempre desde la libertad.
Desde su experiencia, el acompañamiento debe ofrecer un espacio seguro donde los jóvenes puedan compartir lo que Dios está haciendo en sus vidas, ayudándolos a reconocer su lenguaje en medio del ruido del mundo.
Lo que los jóvenes piden a la pastoral vocacional
Marina Pinto cerró el taller con una reflexión sobre lo que los jóvenes necesitan de la pastoral vocacional:
- No buscamos respuestas hechas, sino espacios donde nuestras preguntas sean acogidas con libertad.
- Queremos testigos coherentes, que vivan su vocación con pasión y radicalidad, porque solo así pueden despertar nuevas vocaciones.
- No hace falta inventar nada nuevo: Dios ya tiene un sueño para cada joven, la pastoral vocacional solo debe animarlos a escucharle.
- La vocación no es solo un estado de vida, sino una misión en el mundo: transformar ambientes, vivir la santidad en lo cotidiano y entregar la vida al Amor.
En un mundo que grita, escuchar la voz de Dios no siempre es fácil. Por eso, la pastoral vocacional debe ayudar a conectar los puntos de la historia personal, mostrando que Dios nos ha amado desde siempre y nos llama a la felicidad verdadera.
Finalmente, se presentó el documento “La vida es vocación”, una guía que recoge el trabajo del Secretariado de Jóvenes de Madrid en la pastoral vocacional. Próximamente disponible en nuestra web.
Fray Alfonso J. Dávila, OAR.